Portinari no está - decía Portinari.
Por un instante asomaba la nariz, daba un portazo y desaparecía.
Eran los años treinta, años de cacería de rojos en Brasil, y Portinari se había exiliado en Montevideo.
Iván Kmaid no era de esos años, ni de ese lugar; pero mucho después, él se asomó por los agujeritos de la cortina del tiempo y me contó lo que vio:
Cándido Portinari pintaba de la mañana a la noche, y de noche también.
- Portinari no está - decía.
En aquel entonces, los intelectuales comunistas del Uruguay iban a tomar posición ante el realismo socialista y pedían la opinión del prestigioso camarada.
- Sabemos que usted no está, maestro, le dijeron, y le suplicaron:
- Pero, ¿no nos permitiría un momento? Un momentito.
Y le plantearon el asunto.
- Yo no sé - dijo Portinari, y dijo:
- Lo único que yo sé, es esto: el arte es arte o es mierda.
Eduardo Galeano,
El libro de los abrazos
Por un instante asomaba la nariz, daba un portazo y desaparecía.
Eran los años treinta, años de cacería de rojos en Brasil, y Portinari se había exiliado en Montevideo.
Iván Kmaid no era de esos años, ni de ese lugar; pero mucho después, él se asomó por los agujeritos de la cortina del tiempo y me contó lo que vio:
Cándido Portinari pintaba de la mañana a la noche, y de noche también.
- Portinari no está - decía.
En aquel entonces, los intelectuales comunistas del Uruguay iban a tomar posición ante el realismo socialista y pedían la opinión del prestigioso camarada.
- Sabemos que usted no está, maestro, le dijeron, y le suplicaron:
- Pero, ¿no nos permitiría un momento? Un momentito.
Y le plantearon el asunto.
- Yo no sé - dijo Portinari, y dijo:
- Lo único que yo sé, es esto: el arte es arte o es mierda.
Eduardo Galeano,
El libro de los abrazos